2/7/08

El discurso electrónico, otra mirada a la interacción comunicativa en contextos virtuales educativos.

Las competencias comunicativas con las cuáles configuramos nuestros discursos se replantean dentro de los espacios virtuales. Es compromiso y reto actual de los docentes y los estudiantes que interactúan en dichos espacios reflexionar sobre la forma en que nos comunicamos para construir comprensiones. Las oportunidades participativas de los estudiantes pueden ampliarse, los turnos de habla del docente se pueden moderar y la oralidad se torna escritura en una espacio que reformula el intercambio comunicativo


La dinámica discursiva que implica un proceso de aprendizaje ha sido un de los aspectos más estudiados dentro de lo la interacción en el aula, sin embargo el discurso electrónico del que se puede dejar registro en espacios como los foros tiene características particulares que deben ser reflexionadas si se quiere entender el potencial pedagógico de estos espacios de diálogo. ¿Qué caracteriza al discurso electrónico?, ¿qué retos plantea a docentes y a estudiantes?

Tal como lo afirma Gustavo D. Constantino (Constantino, 2004) el discurso electrónico tiene los rasgos de la oralidad pero su materialización está en la escritura. Las posibilidades expresivas de los medios electrónicos es posible configurar un discurso particular que tiene que tiene algo de la forma hablada, de la oralización, pero que requiere de la competencia escrita para ser comunicado, de tal forma que quien lo lee tiene la sensación de oír a quien lo dice mientras hace la lectura y quien lo escribe lo hace como si estuviera hablando (Mayans i Planells, 2002).

En el discurso de un aula presencial tiene unas estructuras convencionales que lo hace familiar y que marcan unos turnos de habla que Cazden (1991) denominaba como IRE. (B.Cazden, 1991)

El maestro inicia e invita a participar (iniciación). Esto lo puede hacer con preguntas, directrices o afirmaciones declarativas.
El estudiante participa (respuesta)
El maestro comenta (evaluación )

El IRE constituye un esquema de turnos en el que se puede ver el rol tradicional y central de docente, él es quien inicia y cierra las intervenciones. Este esquema es una estructura que se repite y que los participantes de una interacción en un aula siguen para establecer el ritual comunicativo.

En forma paralela a la estructura básica discursiva, IRE, existen variaciones o improvisaciones, dado que la de interacción social en el aula es considerada un sistema social complejo. Es posible constituir variaciones de los turnos de habla en donde el docente no solo sea quien debe responder a las preguntas de los estudiantes, sino que se exploren ideas y respuestas entre todos, que los estudiantes se interpelen y que el docente no sea quien otorgue ni ocupe la mayoría de los turnos de habla.


Aunque los ambientes virtuales también permiten estructuras rígidas, estos pueden favorecer procesos de discusión que dependerán de una planeación consciente del modelo comunicativo que subyace a la relación pedagógica. En los foros virtuales, por ejemplo, no es usual que cada turno de habla lo otorgue el profesor, pues la posibilidad de participar en cualquier momento, según la duración prevista del foro, es una realidad para los estudiantes. Igualmente se pueden presentar diversos hilos de conversación en un mismo momento, lo cual difiere de la oralidad que debe darse en una secuencia lineal. También es posible que un estudiante haga intervenciones mas extensas si lo quiere y que las posibilidades de la participación de todos los estudiantes no estén limitadas por el tiempo que dura una clase presencial. Finalmente los estudiantes pueden establecer discusiones entre ellos con lo cual se desarticula el poder central del docente que determina a su vez la estructura discusiva.

Gloria Alvarez Cadavid
Universidad Pontificia Bolivariana

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